¿Qué significaría para Argentina perder la Categoría 1 en materia de seguridad aérea?

Perder la Categoría 1 en materia de seguridad aérea bajo el International Aviation Safety Assessment (IASA) de la Federal Aviation Administration (FAA) de Estados Unidos representa un golpe importante para la aviación de cualquier país, pero principalmente para aquellos que tienen un ecosistema aerocomercial con cierto nivel de desarrollo y conectado con Estados Unidos.

La Categoría 1 es otorgada cuando un país cumple con los estándares de seguridad de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), lo que garantiza que sus autoridades de aviación civil supervisen adecuadamente la seguridad de las aerolíneas. Esta categorización afecta tanto la imagen del país como la operatividad de sus aerolíneas.

Cuando un país pierde la Categoría 1 y desciende a la Categoría 2, significa que la FAA de Estados Unidos ha determinado que las normas de seguridad del país no cumplen con los estándares internacionales mínimos. Este cambio no implica que las aerolíneas del país en cuestión sean inseguras, sino que el organismo regulador nacional, en el caso argentino la Administración Nacional de Aviación Civil, no está supervisando adecuadamente las prácticas de seguridad. Esta distinción tiene consecuencias clave en varios aspectos.

Primero, las aerolíneas de un país en Categoría 2 no pueden iniciar nuevas rutas a los Estados Unidos ni expandir sus servicios actuales. Solo pueden continuar operando las rutas existentes al momento de la degradación. Esto limita las posibilidades de crecimiento de las aerolíneas, afectando su competitividad en un mercado tan estratégico como el estadounidense. Las restricciones también pueden generar una percepción negativa sobre la seguridad de dichas aerolíneas, incluso si sus operaciones cumplen con los más altos estándares.

Segundo, las aerolíneas del país afectado no pueden realizar nuevos acuerdos de codeshare con aerolíneas estadounidenses en vuelos hacia y desde Estados Unidos, lo que impacta la conectividad y la capacidad de generar ingresos a través de alianzas internacionales. Estos acuerdos son fundamentales para las aerolíneas que dependen de conexiones en mercados globales.

Poniendo un ejemplo práctico, Aerolíneas Argentinas, que hoy opera 9 vuelos semanales entre Buenos Aires y Miami, no podría agregar más frecuencias en esa ruta, cambiar el modelo de avión, ni tampoco volver a volar a Nueva York, o sumar cualquier otro servicio.

La única manera de poder salvar esa situación sería que la compañía alquile aviones matriculados en un país Categoría 1 bajo formato wet-lease, es decir, incluyendo las tripulaciones. Cuando Argentina cayó a la Categoría 2 en 2002, Southern Winds había recurrido al alquiler de aeronaves Boeing 767 a través de la aerolínea islandesa Air Atlanta.

Las otras dos aerolíneas argentinas que operan vuelos regulares, JetSMART y Flybondi, no llegan a Estados Unidos, así que no se verían afectadas directamente. La ultra low-cost de Indigo Partners tal vez podría ver frenado el despliegue de su acuerdo de código compartido con American Airlines en Argentina, el cual hoy solo alcanza a vuelos a Mendoza pero via la matriz chilena. Restaría ver si bajo la nueva regulación y los acuerdos bilaterales, un avión con matrícula chilena podría operar un vuelo Santiago de Chile – Aeroparque – Iguazú en código compartido con American Airlines, saltando así la Categoría 2 en el tramo doméstico.

En resumen, descender a Categoría 2 bajo el IASA implica no solo restricciones operacionales y de crecimiento para las aerolíneas de Argentina, sino también un golpe a la percepción internacional de la seguridad aérea del país afectado, que debe trabajar rápidamente para recuperar la confianza de la FAA.

La ANAC arrastra años de descontrol, como fue demostrado en una auditoría encargada por la actual intervención, y remarcado ayer por la Secretaría de Transporte previo a la llegada de la delegación de la FAA que realizará la auditoría.

Ver tambiénANAC bajo la lupa: sobredimensionamiento, compras irregulares y falta de control en la autoridad aeronáutica argentina

Desde la intervención, materializada en julio, la ANAC ha iniciado un proceso de reorganización, diseñando un plan de acciones correctivas con la asesoría técnica de expertos de la Oficina Regional Sudamericana de la OACI. Este plan incluye la actualización de manuales de procedimientos, capacitación de inspectores en aeronavegabilidad y certificación de explotadores aéreos, entre otras medidas.

Este martes fue publicado en el Boletín Oficial el decreto 941/2024, que introduce modificaciones clave al Código Aeronáutico de Argentina (Ley N°17.285) que, según el gobierno, «resuelven el 100% de las observaciones legales que habían sido identificadas por la inspección de la FAA en abril pasado, luego de décadas de una pésima performance».

Pero, aún así, aclararon, «faltan evaluar, en el marco de esta inspección, otras áreas de carácter eminentemente técnicas como ser operaciones y aeronavegabilidad que serán auditadas en los próximos días».

La última vez que Argentina cayó de categoría le tomó tres años volver. El caso similar más resonante en Latinoamérica y el Caribe en los últimos años fue el de México en mayo de 2021, país que recién en septiembre de 2023 recuperó la Categoría 1. Entre los países que siguen bajo Categoría 2 se encuentran Venezuela, los estados bajo control de la Autoridad de Aviación Civil del Caribe Oriental (Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, Santa Lucia, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves), Rusia, Tailandia y Bangladesh, entre otros.

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